Verte para decidir
mientras te acercas si quiero sonreír o permanecer serena, y saber
en ese instante cuál es el motivo de mi decisión e inmediatamente
después, como chispa y llama en un mechero, se me ocurra la manera
de descubrir qué quiero de ti, qué me haces sentir.
Y cuando por fin entienda
mi reacción, se mostrará como un espejo en el milagro del cerebro
la respuesta que buscaba dando tumbos pensando en ti al girar
esquinas aleatorias. Y la lógica de mis sentimientos hallada
repentinamente tras encenderse el foco de mi escenario oscuro,
despertará el dolor del cuerpo al descubrir cuánto te he echado de
menos en mi vida.
Y sin querer comparar el
hastío sufrido por quién sigue tras tantos años deseando la muerte
para dejar el cuerpo inmóvil que les retiene impotentes frente la
desgraciada suerte, me quedaré aparentando la vida mientras por
dentro se pudren mis colores, y te miraré a los ojos sabiendo que no
podré darte todo el amor que te guardo, y que lo más fácil será
dejarlo pasar y repetirme todos los días que no estamos hechos para
el plural de ningún verbo, y me convenceré de que lo más sensato
es dejar que los barcos hundidos y el agua de nuestras sentencias nos
lleve a un futuro en el que no estés en mis pensamientos.
Y en ese futuro es donde
nos encontraremos, paseando. Y en el momento preciso del cruce de mis
recuerdos con el físico presente acercándose como un repentino viento gélido y molesto, desearé revelarte las infinitas veces
que he querido confesarte que te quise, pero me callaré porque el
tiempo me habrá dado la razón cuando la saliva de nuestras bocas se
esconda tras las tozudas sonrisas que se muestran para no dar demasiadas explicaciones, y al despedirnos ciegamente
casi de espaldas oirás un 'me alegro de verte' enfriándose por el
simple motivo de irse desvaneciendo con los pasos expresos del que se
marcha por propia voluntad.
Y por eso digo verte. Verte para decidir cómo quererte; si en el secreto de mis
intenciones de adorarte en los rincones de mis otros menesteres o si
dejar de temer el posible fracaso al verte salir corriendo cuando
deje mi mente en blanco y me acerque temblorosa a tus labios.
Verte para sentenciarnos.
Verte para sentenciarnos.