dilluns, 5 de desembre del 2016

Pero es mentira.

Cualquier cuerpo es imperfecto. Todo organismo fue ideado para lo contrario, pero entonces el cuerpo vive y florece el error con él. La mente lo sabe. Pero luego aparezco yo, que abandono ese concepto y colectivamente busco la evidencia de esa perfección de la que estoy segura. Y para cuando la encuentro, me doy cuenta del tiempo que he perdido definiéndola.

Ha sido - y he sido- más real cuando he entendido que la belleza no es espacial, sino temporal. Que la belleza es el momento, y no el objeto. Y que eso, además, también es imperfecto.

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